Las gorgonas
La mitología griega está poblada de seres monstruosos. Cada uno de ellos se presente con cualidades únicas y, generalmente, maléficas. Estaban condenados a infundir miedos, dolores y muertes terribles a quienes se cruzaran en su camino. Las gorgonas eran tres hermanas, nacidas de la unión de Forcis y Ceto, que eran dioses marinos. Los nombres de estas tres monstruosidades eran Esteno, Euríale y Medusa. Las gorgonas eran seres pre olímpicos.
Medusa, las más chica y la más conocida de las gorgonas, se diferenciaba de sus hermanas por ser la única gorgona mortal de las tres.
Esteno, la más temible de las tres gorgonas
Esteno era la segunda de las gorgonas y la que se destacaba por poseer una fuerza descomunal. Su apariencia no se diferenciaba en mucho de la de sus hermanas. En lugar de cabellos, en su cabeza, poseía serpientes, garras de bronce, alas de oro y una enorme cola de serpiente.
Esteno se mostraba como una gorgona independiente, se mantenía alejada de sus hermanas y ponía de manifiesto en reiteradas oportunidades su naturaleza salvaje y bestial. Su fuerza física y mental le permitía atraer las energías que la rodeaban y de esta manera lograba paralizar a sus oponentes. Debido a esto, se le encargó el cuidado y la protección de varios oráculos. Según la mitología griega esta gorgona habría matado más humanos que cualquier otro monstruo mitológico.
Cuenta el mito que la sangre de esta gorgona tenía poderes que podías ser curativos o destructivos, según de qué lado se extraiga. Si la sangre de Esteno era obtenida de su lado derecho, podía dar vida, en cambio, si provenía de su costado izquierdo provocaba la muerte.
En varias representaciones de la Antigua Grecia, se puede ver a Esteno representada con dos caras, una que mira hacia el futuro y otra que mira hacia el pasado.
Euríale, la gorgona de sentimientos maternales
La mayor de las hijas de Forcis y Ceto compartía con sus hermanas su aspecto monstruoso y su misión, al igual que la Gorgona Estene, de cuidar santuarios y oráculos. El cuidado del Oráculo de Delfos estaba a cargo de Euríale.
Para los griegos, la primera de las gorgonas representaba la virtud de la universalidad. Y se creía que poseía profundos sentimientos maternales, los que puso de manifiesto cuando su hermana menor, Medusa, fue asesinada.
Al igual que la de sus hermanas, la sangre de Euríale podía curar y dar vida, o matar según el lado de donde proviniese.
La mirada de Medusa
Medusa nació dotada de una gran belleza, no poseía el aspecto monstruoso de sus hermanas, pero según el relato mitológico griego, ella y Poseidón, osaron profanar el templo de Atenea, donde el dios del mar poseyó a la más joven de las gorgonas.
Como castigo por la afrenta, Atenea transforma a Medusa en un ser como sus hermanas, pero a diferencia de aquellas, Medusa no era inmortal, por eso Atenea le brindará el poder de su mirada. Todo aquel que se atreviera a mirar a Medusa a los ojos quedaría, inmediatamente, convertido en piedra.
Medusa también tenía a su cargo la vigilancia de algunos oráculos.
Perseo mata a Medusa
Según el relato mitológico griego, el rey Polidectes se había enamorado de Dánae, la madre de Perseo. El rey, sabiendo que el joven cuidaba celosamente de su madre, decidió enviarlo con la misión de matar y traerle la cabeza de Medusa, de lo contrario decapitaría a su madre. Perseo no dudo un instante y aceptó el desafío.
Durante la travesía, en búsqueda de la menor de las gorgonas, Perseo recibió la ayuda de los dioses. Atenea le obsequió su escudo para pudiera protegerse de la mirada petrificante de Medusa, Hades le proporcionó su caso que le permitía ser invisible y de esta manera llegar hasta la gorogona sin ser visto, Hermes se va a encargar de darle sus sandalias aladas para que pueda huir del lugar. Por último, Efesto le dio una espada indestructible.
Al llegar a la cueva donde moraba la Gorgona junto a sus hermanas, Perseo comenzó a escabullirse de la mirada del monstruo. Valiéndose del escudo de Atenea, el héroe podía ver a Medusa a través de su reflejo. Fue así que pudo engañarla y logró sorprenderla y cortarle la cabeza. Inmediatamente después, colocó la cabeza de la gorgona en una bolsa especial que le habían obsequiado las ninfas.
De la sangre que brotó del cuello de Medusa, nació Pegaso, el caballo alado del que se valió Perseo para huir luego de matar a Medusa.
Perseo obsequió la cabeza de esta gorgona a Atenea para que la luzca en el escudo.
El mito de Medusa en la actualidad
Desde diversas corrientes del pensamiento y de las más variadas disciplinas se ha tratado de dar una interpretación al mito de Medusa y las gorgonas.
Sigmund Freud, desde el psicoanálisis, abordó las implicancias del mito de Medusa en uno de sus trabajos conocidos de manera póstuma. Por otro lado, algunas corrientes feministas han tratado de encontrar en las diversas representaciones de Medusa en logos, obras literarias, etc. una relación con la manifestación de la ira femenina.
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